En un mundo interconectado, todas y todos somos consumidores de alimentos.
Cada día, tomamos decisiones sobre qué comprar y qué comer, lo cual afecta los sistemas alimentarios en los que estamos inmersos. Pero, ¿hasta qué punto nuestras elecciones tienen el poder de influir en el funcionamiento del sistema alimentario en su conjunto?
El rol de las y los consumidores en los sistemas alimentarios
En el contexto de los sistemas alimentarios, las y los consumidores somos aquellas personas que adquirimos productos alimentarios para nuestro sustento y disfrute. Enfrentamos desafíos diarios: acceso limitado a alimentos saludables, la prevalencia de productos ultraprocesados y un sistema alimentario globalizado que a menudo prioriza las ganancias sobre la nutrición y el bienestar de las personas y los ecosistemas.
Nuestro sistema alimentario debería estar centrado en alimentar a las personas de manera saludable, nutriendo y cuidando nuestros cuerpos, así como los elementos naturales que lo sostienen, como el suelo, el agua y las semillas. Sin embargo, nuestras decisiones están influenciadas y, en muchos casos, determinadas por fuerzas mayores: las corporaciones multinacionales, las políticas gubernamentales y el mercado global.

El poder de las decisiones de consumo
Es indudable que las y los consumidores desempeñamos un papel en el sistema alimentario. Sin embargo, a menudo este rol es marginalizado, convirtiéndonos en consumidores pasivos que aceptan lo que se nos ofrece sin cuestionar sus impactos negativos en nuestro entorno. Nuestras elecciones también están limitadas por factores como el tiempo y los recursos disponibles. El sistema nos empuja cada vez más a descuidar nuestra salud, la de nuestras familias y el cuidado del planeta, enfocándonos únicamente en producir y consumir sin reflexionar.
Al elegir productos locales, de temporada o agroecológicos, podemos apoyar prácticas agrícolas sostenibles y a pequeñas familias productoras. Estos actos de consumo consciente envían un mensaje al mercado sobre la demanda de productos más sostenibles y justos. Sin embargo, este poder tiene límites. El sistema alimentario globalizado produce y favorece el consumo de mercancías, no de alimentos nutritivos. La mercantilización de la alimentación se traduce en que nos bombardean con productos ultraprocesados que ofrecen conveniencia a bajo costo, pero a expensas de nuestra salud y la del planeta. Además, las familias productoras se ven marginadas por las prácticas agrícolas intensivas y las políticas que favorecen a los grandes actores del mercado y a la agroindustria.
Influencia del sistema alimentario globalizado
El sistema alimentario globalizado está dominado por un pequeño número de corporaciones que controlan gran parte de la producción y distribución de alimentos. Estas corporaciones tienen la capacidad de influir en lo que se produce, cómo se produce y lo que las personas compran. La publicidad y el marketing, junto con las economías de escala, hacen que los productos ultraprocesados sean más accesibles y atractivos que los alimentos frescos y nutritivos.
En este contexto, las y los consumidores a menudo tenemos opciones limitadas. En muchas áreas, los alimentos frescos y saludables son más caros y menos accesibles que los productos ultraprocesados. Esta situación crea un círculo vicioso donde la demanda de productos saludables es baja porque su accesibilidad es limitada, y su accesibilidad es limitada porque la demanda es baja.
El sistema alimentario debería garantizar que las personas ejerzan su derecho a la alimentación, teniendo acceso a alimentos nutritivos y saludables, y que el sistema que los produce cuide también a quienes los producen y al resto de los seres vivos.
¿Puede el consumo mover el sistema alimentario?

Aunque las y los consumidores tienen un papel en el sistema alimentario, depender únicamente de las decisiones individuales para impulsar un cambio significativo es insuficiente. Se requiere una acción coordinada entre todos los actores del sistema alimentario.
Una nueva mirada al sistema alimentario
Hemos visto muchos diagramas del sistema alimentario y decidimos hacer el nuestro, poniendo a las y los consumidores en el centro. Sin olvidar que dependemos de la naturaleza para nuestra alimentación, y que más allá de un sistema industrial, hay muchos motores que mueven el sistema alimentario.
Replantear el sistema alimentario para que los consumidores ocupen un lugar central requiere reconocer y garantizar el derecho a la alimentación. Esto significa crear condiciones donde todas las personas puedan acceder a alimentos saludables y sostenibles, y donde se valoren y protejan los motores naturales y sociales que sustentan la alimentación.
Si bien las y los consumidores no son el único motor del sistema alimentario, son uno de los más centrales.
Si el sistema no existe para alimentar adecuadamente a las personas,
¿para qué existe?

Referencias
Salgado-Sánchez, R., & Castro-Ramírez, A.E. (2016). Mercado el 100, experiencia de consumo participativo para favorecer la sustentabilidad de la agricultura y los sistemas alimentarios.
Ayala, N.M. (2018). Sustainable consumption, the social dimension.