por: Joan Rechberger
Cerramos nuestras actividades grandes del año con un hermoso Festival Diversidad es Vida vol. 2, celebrado el 11 de noviembre de 2023.
Un espacio dónde reunimos a familias productoras comprometidas con la agroforestería y prácticas sostenibles, restaurantes que ofrecen opciones para todas las dietas, incluyendo diabetes, celiaquía y veganismo; emprendimientos conscientes; colectivos y organizaciones dedicados a promover la educación ambiental, el reciclaje, el compostaje y/o la conservación y artistas de muchos géneros. Y nos gustaría mucho compartir algunos resultados en cifras de los logros de este evento.
¿Por qué nos importan estas cifras?
A menudo, luchamos por generar cambios significativos en el consumo y notamos que estos cambios, aunque progresivos, son lentos y requieren persistencia y apoyo mutuo. En medio de esta incertidumbre, a veces pasamos por alto el verdadero impacto de nuestro trabajo y la efectividad de nuestra articulación.
Es por eso que recopilamos estos datos que nos ayudan a reconocer que nuestro trabajo tiene un impacto real en la sociedad. Estas cifras nos permiten analizar, evaluar y tomar decisiones futuras para mejorar nuestros esfuerzos en la promoción de sistemas alimentarios sostenibles.
Así que, sin más preámbulos, aquí unos datos del Festival Diversidad es Vida vol. 2:
Aproximadamente 400 entre bolsas y tuppers fueron llevados al festival
Casi 200 personas alquilaron platos, vasos y cubiertos
El espacio cerrado del Jardín Botánico, nos permitió descubrir que al menos 1400 personas han asistido al Festival de manera intencional, no casual, lo cuál nos permite saber el tamaño de la comunidad de consumo consciente que se ha formado alrededor de este espacio, de las cuales, al menos el 10% están tratando de hacer cambios pequeños de hábito: llevando tupper y generando maneras alternativas de comprar y comer.
Y para quienes aún no se animaron el consumo sostenible se presentó en la Estación de lavado que funcionó todo el día y dónde muchas personas pudieron alquilar platos, vasos y cubiertos, además de lavar sus propios tuppers y aprender un poco del cuidado del agua.
Respecto a participantes:
Participaron 25 personas pertenecientes a familias productoras locales en total (16 mujeres – 9 varones).
9 comunidades fueron representadas en el Festival:
Hampaturi, Bella Vista, Palos Blancos, Tucupí, Sicuya, Cordillera, Vitacota y Colquencha. que provinieron de 3 pisos ecológicos distintos: amazonía, cabecera de valle y altiplano.
Estuvieron 19 Restaurantes de los cuales 17 son liderados por mujeres y 24 emprendimientos de los cuales existieron 2 islas o colectivos de emprendimientos que muestran en carne vida la articulación consciente de comida saludable y oferta en La Paz: La Feria Permanente del Movimiento de Comida Consciente: Enjambre y Plataforma Agrobolsas Surtidas.
En la cuestión ambiental participaron 9 emprendimientos / colectivos que hablaron de la temática ambiental, y ofrecieron alternativas de consumo no alimentario pero que forman parte del ciclo de consumo, de los cuales 3 dieron talleres abiertos al público, principalmente de compost.
Desde la educación e información participaron 8 colectivos que compartieron información de importancia sobre el consumo y la conservación de biodiversidad, en un espacio diferenciado que incluyó talleres (6) cocina demostrativa (3) y juegos interactivos (5)
Participaron 10 artistas entre solistas, colectivos y grupos de 7 géneros distintos: folclórico, rap, electro folk, salsa, autóctono, zumba y teatro. Para todos los gustos.
Y finalmente, se construyó un equipo de casi 50 personas que formaron parte de la organización en todas las comisiones.
Respecto a los alimentos:
El objetivo del Festival Diversidad es Vida, es hablar de cómo el consumo de diversos alimentos, de diversas maneras y de diversos suelos ecológicos locales, nos permite aportar a sistemas alimentarios más sostenibles. Comer solamente quinua, es lo mismo que comer solamente carne.
El secreto es variar y volver a encariñarse con lo diversa que es Bolivia, su gente, su cultura y sus sabores. En ese sentido, tratamos de contabilizar los alimentos participantes. Descubrir qué tan distintos fueron para continuar mostrando que se puede comer diferente todos los días sin ser exótico o particular, pero además pensando en el impacto que tiene en nuestros cuerpos y el planeta.
Vale mencionar que todos los alimentos frescos del espacio provinieron de sistemas agroecológicos, sistemas agroforestales y otros similares. De los cuales 11 alimentos fueron transformados, como la leche de majo y hubieron 60 alimentos enteros (variedad de verduras, frutas, legumbres y pseudocereales).
Se ofertaron 75 platos que utilizaron al menos 20 alimentos distintos de la agrobiodiversidad boliviana (entre ellos: maíz morado, tarwi, quinua, wilkaparu, coco, copoazú, papa pinta boca y más).
Se invitaron 5 alimentos para que los emprendimientos puedan usar en nuevas recetas y alternativas: tarwi, papas nativas, maíz, asaí y cacao.
El alimento más usado fue la papa nativa (45% de los emprendimientos las usaron).
Estos números representan una parte clave del esfuerzo de un montón de gente que, día a día, está construyendo su propio camino hacia un sistema alimentario como lo soñamos: sostenible, respetuoso y lleno de diversidad en todos los sentidos.